miércoles, 20 de marzo de 2013

La Tumba del Rey Sol





Estando en París el fin de semana fui al Panteón a ver la tumba de Victor Hugo. Fue enorme mi decepción al ver que Voltaire o Rousseau tenían unas tumbas maravillosas mientras que mi amado Rey Sol compartía Nicho con Dumas y un poeta menor, cuyo nombre ni tan siquiera recuerdo. Me consoló el hecho de que entre tanta piedra y mármol la única tumba que tenía flores era la suya, en la que se posaba un ramo de violetas que yo le había llevado.
Al salir, bajo la nieve y enfrentándome al frío viento, escribí estos versos. Una compensación poética que devolvió la ataraxia a mi alma, ¡qué amante tan agradecida es la poesía!



La Tumba del Rey Sol
Napoleón se coronó,
mas tú, fuiste coronado:
por tu pueblo, por tu Francia
por todos aquellos miserables
a los que regalaste la esperanza.
No por la Francia civil y laica,
espantoso engendro de la razón ilustrada,
por los hombres, por las damas,
por el alma que late
con la fuerza de la amada.

Voltaire coronó la razón,
tú la fe, el amor, la esperanza.
Tu tumba, ¡oh Rey Sol!
no está entre marmóreos capiteles
de épocas pasadas,
si no que se erige eterna y clara
en todos aquellos
que acudimos a tu llamada.




A.M.B.
París, Febrero de 2013

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