Adivina
adivinanza
Soy
alegre y juguetona; rápida, veloz. No me gusta ni el frio ni el calor. Soy viajera
por necesidad. Cuando yo llego, los días se alargan. Tanto ilumino al mundo con
mi presencia que me quedé sin color. En la literatura soy sinónimo de amor.
Mucho fue lo que vi en mi viajar. En la construcción de las pirámides vi a un
esclavo, con la libertad, soñar. En el Ágora de Atenas vi a Sócrates filosofar.
En el Coliseo de Roma a los gladiadores luchar. Cuando vi a Jesucristo en la
cruz, la corona de espinas le fui a quitar. A los vieneses elegantes a la Opera
vi entrar. En París vi a Picasso pintar. En Barcelona, a Gaudí, la Sagrada
Familia le vi pensar. Pase por Cadaqués, y vi a Dalí, su bigote acicalar. En Sevilla
estuve en la feria de Abril, vi a Belmonte en la Maestranza triunfar, y luego
entre las casetas, a los sevillanos vi bailar. Cuando oigo flamenco en
Sacromonte, me bajo a los gitanos oír cantar, y alegremente pero sin duende me
pongo a danzar. Bebo del Nilo, del Guadalquivir, del Támesis, del Rin, del
Danubio, del Volga, del Éufrates, del Tigris, del Don y demás ríos que por
pequeños, no quiero nombrar... Conozco muchas montañas, desde el Atlas hasta el
Cáucaso, y todas las que por en medio pude observar. Al alba llamo a las ventanas de la primavera y
al atardecer celebro la salida de la luna con mi agradable pasar. Mirarme
podrás, mas nunca me podrás atrapar, pues nada debo a nadie, ni a nadie me
debo; soy libre, libre como el mar.
¿Qué soy?
A.M.B.
Mayo
de 2011
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