Adivina
adivinanza
Soy
yo quien cada mañana le doy los buenos días al mundo. Vivo en continuo
movimiento y siempre estoy presente en algún rincón del planeta; lo mío es un
no parar. Soy el puente entre la luna y el sol, con la primera luzco aún
estrellas en mi cara para que luego desde lejos y aun escondido el imponente me
las borre todas de un rítmico y lento zarpazo. Me escondo detrás del mar, de
las montañas, de las lomas y las dunas; y siempre por el mismo punto cardinal.
Soy cálida en mi luz pero fría me sentirás.
Me celebra el ruiseñor con su canto, la golondrina en su bailar y un
loco que desde castilla, escribe misteriosas adivinanzas al verme llegar. Mas
no soy con todos tan popular, arranco al niño del sueño para a la escuela
llevarlo a estudiar, cuelgo la azada del hombro del campesino y lo envío a
labrar, al arribar al bacanal les muestro a los juerguistas sus caras para
olvidar. Soy una celebración del volumen y del color; compenso su temporal
ausencia haciéndolos explotar. Soy yo quien lleva el compás de las estaciones,
ensanchando y alargando el día con mi llegar. Sorprendo a los amantes abrazados
tras una noche de pasión, entonces me ruborizo, tiñendo de oro rojo la tierra y
el mar. En mi sentida melancolía por no poder nunca descansar, dejo a mi paso
en las flores, el rocío de mi llorar.
¿Qué
soy?
A.M.B.
Mayo
de 2011
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