Adivina
adivinanza
Tengo
un genio terrible y por eso cuando me enfado debes andarte con cuidado. A veces
me enfado tanto que doy vueltas sobre mí mismo y todo aquello que encuentro en
mi camino lo arraso. Mi ira hunde barcos, y tala arboles, y destruye casas y
cultivos, y anima a los incendios a abrasar. Otras veces me siento travieso,
entonces me encanta volarte el sombrero, darle la vuelta a tu paraguas, apagar
tus cerillas, levantarte la falda, fumarme tu cigarrillo, tirarte de tu
bicicleta, cerrarte la puerta del coche cuando tienes una pierna fuera y
llevarme tu periódico. A veces peco de impulsivo, una vez me enamoré de una
ninfa y sin su permiso la tomé, después arrepentido, le regalé el eterno
jardín. También puedo ser muy trabajador, muelo el grano para que tengas pan,
empujé con mi aliento a la Santa María, La Niña y la Pinta, produzco energía,
energía para tu hogar. Soy errante y no hay rincón en el mundo entero que yo no
conozca. Otras veces me puede la ternura y elevo las cometas de los niños por
el placer que me produce desde las alturas, verlos sonreír. En las tardes de
verano tras llegar de un largo viaje por el mar te refresco con mi olor a sal. Mas
ante todo, ante todo, soy dulzura. Me cuelo en las flautas traveseras y canto
en nombre de Mozart y cuando vibra la cuerda del laúd, vibra a través mío hasta
hacer tu alma vibrar. Esparzo el aroma de las flores por el mundo, y también
sus semillas. Cuando susurras palabras de amor a aquel al que amas, soy yo el
mensajero que se las lleva al oído y cuando la abrazas, es a través mío que
sientes su olor.
¿Qué
soy?
A.M.B.
Mayo
de 2011
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