sábado, 10 de mayo de 2014

Como Barro de Alfarero - Epílogo



Epílogo
 

Adri está sentada en la terraza. Blanca entra con una maleta en cada mano. Las deja en el suelo, en el centro de la plaza, y se sienta con Adri.

Blanca: ¿No está Bibi?

Adri: No, se ha quedado en casa ayudando a la abuela con la empanada. Estaba cansada después del entierro. (Se toma una pausa) ¿Por qué no has venido tú, Blanquita?

Blanca: Vengo ahora de su nicho. Quería despedirme de él a solas, con mi propia ceremonia, más íntima. Siento que se lo debía. Él me dedicó una palabras que bien pudieron ser las últimas, y yo llevaré esas palabras conmigo siempre.

Adri: Ha sido muy triste, pero al mismo tiempo muy hermoso. Me ha sorprendido ¿sabes?, que estuviera todo el pueblo. Había como un aura celeste que lo envolvía todo y nos hacía participar de ella. Todo el mundo estaba muy triste, y lloraban. Enrique no ha parado de llorar en todo el entierro. El alfarero era una persona tan huraña y distante, que casi no bajaba al pueblo y no hablaba con nadie, pero ahora que se ha ido, es como si todos nos hubiéramos hecho conscientes de lo que significaba su presencia, como si nos hubiésemos quedado huérfanos.

Blanca: ¿Enrique ya se ha ido?

Adri: Sí, justo después del entierro. Mila se fue antes, a primera hora de la mañana. Y de Arturo no sabemos nada, no tenemos idea de dónde puede estar. (Permanecen en un triste silencio durante unos instantes). Y ahora tú también te vas Blanquita…

Blanca: Sabíamos que estaríamos aquí poco tiempo.

Adri: Pero ¿sabes? Siento una angustia que me oprime el pecho. Después de todo esto, siento como si nos hubiéramos distanciado, como si de repente me hubiera quedado sola en la memoria de aquellos tiempos tan felices, y temo que no nos volvamos a encontrar más, que no volvamos a vernos nunca. Porque, algo se ha roto, Blanca. Y ¿qué va a pasar ahora? ¿Qué vamos a hacer? ¿Por qué, qué nos queda?

Blanca: Queda la vida. Que no es poca cosa. Y es algo que merece la pena. (Tras una pausa) Bueno, me voy yendo, que se hace tarde y pierdo el tren.

         Blanca se levanta y se dirige hacia el centro de la plaza a coger las maletas

Adri: No era cierto, ¿no es así? (Blanca se vuelve sorprendida) No has olvidado la palabra que te dijo Eduardo, el origen de la palabra por la que supiste que estabas enamorada de él.

Blanca la mira fijamente durante un instante

Blanca: Recuerdo. Del latín recordare; lo que vuelve a pasar por el corazón.

         Se funden en un abrazo, y cada una marcha por un lado del escenario

         Sale Eleuterio

Eleuterio: Ya se fueron. (Va desde las mesas hasta el centro del escenario, y mirando a la platea) Y ahora, ¿a quién voy a servir yo, cuando ya no sea primavera?



Telón



A.M.B.

F.R.R.

Noviembre de 2013
 

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