A mi Padre, por hacer de su vida un ejemplo.
Sesenta y cinco versos para un
padre de sesenta y cinco años
Sesenta
y cinco años librando batalla,
de
capitán de navío, de alférez, de guarda.
Capitaneando
el barco de tu gente sin titubeos,
sin
dudas, sin faltas; con el sol por el día
y
en la oscuridad de la noche, las estrellas.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
construyendo
piedra a piedra tu templo,
con
devoción, amor, trabajo y esperanza,
con
tus principios, y tu fuerza.
Sesenta
cinco años librando batalla,
consecuente
y recta, de frente,
sin
ni una mezquindad, con honestidad,
Sin
trampas ni atajos, nunca fuiste un canalla.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
mirando
con orgullo de frente a la vida,
con
ardor y pasión en la mirada,
con
esos ojos verdes que parecen esmeraldas.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
por
tus hijos y tus padres,
por
tus hermanos y tus gentes,
siendo
siempre tú el que mira de frente.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
ganándote
nuestra admiración y respeto,
liderando
con el ejemplo,
con
tu fuerza y con tu no me lo planteo.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
y ¿aún
crees que no sabes nada?
ignorante
es el que cree ser sabio,
filósofo
el que nunca deja de aprender.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
siendo
un hombre bello y esplendido,
de
fuertes hombros, fuertes manos,
fuerte
voluntad para guiar a su manada.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
y
nosotros tus hijos te vemos desde lejos,
con
orgullo y admiración,
con
tan sólo amor en la mirada.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
levantándote
pronto para hacer la maleta,
viajando,
luchando, trabajando,
y
luego va, y te sale un hijo poeta.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
con
la seguridad y la certeza,
de
que quien se queda con tu nombre,
lo
lleva con integridad y con belleza.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
con
la tranquilidad de saber,
que
tu única hija, tu espejo y reflejo,
tiene
tu mismo fuego en la mirada.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
y
por fin cuando menos lo esperabas,
se
hace tu más honda voluntad
y
orgulloso dices: “tengo un hijo ingeniero”.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
respaldado,
apoyado, amado,
detrás
de todo gran hombre
hay
una mujer de gran belleza.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
y
todos los que te conocemos,
los
que te queremos, te debemos,
sentimos
una gratitud honesta, sincera.
Sesenta
y cinco años librando batalla,
y
ojalá sesenta y cinco años más
vivir
pudieras, más hombres como tú
es
lo que el mundo necesita,
con
tu valentía, con tu amor,
con
tu integridad y con tu fuerza.
A.M.B.
3 de Marzo de
2013
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