Amanecer en el olivar
Camino
por las largas hileras
del
olivar en semipenumbra,
al
oriente se le abre una brecha
y
derrama sangre roja.
Sentado
en la quietud espectral
de
la fría mañana,
se
extiende ante mis pies la Antigua,
salpicada
de villas romanas.
Te
leo en tu campo, en tu casa,
se rompe
el silencio
con
un murmullo de versos
que
desfilan por la roja tierra rasa.
Las
palabras caen del libro
en el
que fueron guardadas,
para
tiernas volver a brotar
donde
fueron sembradas.
A.M.B.
Enero de 2014
Sabes nombrar solo lo que sólo tú sabes nombrar.
ResponderEliminarGracias Hombre de barro.
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