Treinta y dos años
Treinta
y dos años
de
vida honesta y sufrida,
de
miseria y de belleza,
de
lucha constante
siendo
hasta el no ser,
acercándote
al abismo
observándolo
crecer,
siendo
siempre uno mismo
con
el pesante lastre del sufrir,
soportándolo
por nosotros todos
hasta
el seno del morir.
Gracias
por tu honestidad,
por
tu lucha y tu talento,
por
haber vivido y seguir viviendo,
por
no terminar la octava,
por
tu empuje,
por
enfrentarte a la tragedia
desnudo
y con amor,
aun
sabiendo que eras
delicado
como el brote de una flor.
Gracias
Franz
por
permitirme exclamar:
“Schubert,
sigues vivo,
seguimos
luchando por ti,
y
no, no nos vamos a rendir”.
A.M.B.
Mayo de 2013
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