Vivir la
vida del pájaro
Rama a rama construiré mi nido
en un castaño grande que encontré.
Me gustan sus flores en primavera
y sus hojas grandes y pesadas,
como manos cansadas.
Cuando lo tenga preparado,
acogedor -que invite-
le pediré a una que yo me sé
que lo comparta conmigo.
Tendremos tiempo para todo:
volar ligeros en el aire
disfrutando de las vistas,
buscar gusanos,
tontear sobre una rama,
y cantar, ¡cantar!
Al alba, para celebrar
la llegada del nuevo día.
Al anochecer, para despedirlo.
Y a lo largo de la jornada,
si algún momento lo merece,
pues también.
A.M.B.
Mayo de 2015