domingo, 15 de diciembre de 2013

Tardes solitarias en Pedro-Llen










Tardes solitarias en Pedro-Llen

La menta del jardín se ha puesto triste,
ya no tiene a quien coronar,
la roca que antaño fue trono,
parece haberse echado a llorar.
Una vaca a lo lejos me mira,
anda pausada y cabizbaja,
envuelta en densa nostalgia
por no poder oírte cantar.
Calienta el sol en el cielo azul,
los mirlos distantes confrontan
el silencio con su alegre piar.
El tiempo transcurre lento,
es Diciembre y hace calor;
robustas encinas enraizadas
resplandecen en tono verde y marrón.
Todo es paz y armonía
de sonidos y de color.
La blanca luna casi llena
entre lejanas lomas asoma
desterrando al sol que se resiste.
Por un momento se enfrentan, danzan,
venciendo la luna, cayendo el sol
derramando sobre el poniente
su pátina de cobre.
La  noche se viste de plata,
las vacas ya no mugen,
los mirlos ya no pían,
al oeste Venus brilla solitaria,
la luna es el vientre que da luz a la esperanza
en un parto nocturno, callado y sin dolor.
Mas mi pluma llora lágrimas de tinta azul:
al perfume del campo le falta tu olor.




A.M.B.
Diciembre de 2013



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