Atardecer
en la plaza de Fes
Mil y un vencejos
revolotean sobre la plaza de
Fes
anunciando la noche que está por caer.
Un hombre viejo toca su viejo
laúd,
y cantando da voz al ayer,
los niños son marionetas
de cuyos hilos tiran los vencejos,
y el tiempo transcurre pausado,
como tiene que ser.
Entonces apareces, ¡oh
Sherezade!,
Reina de todas las reinas
moras,
dando brillo a los colores
que las mujeres visten,
dulcificando la risa de los
niños,
armonizando el vibrar del laúd,
volando con los vencejos,
susurrándole al viejo que
Palabra cantar.
Tu sola presencia, ¡oh
Sherezade!,
transforma vivir en soñar.
A.M.B.
Septiembre de 2013