Devoción
Cada tarde
a la misma hora,
desde lo alto,
vaga por Medina
a lomos del levante,
la marcha procesional.
Retumban los tambores
marcando el compás
del paso del tiempo,
lloran las trompetas
elevando al cielo
su clamor.
Vida que nace en la muerte,
muerte que muere en la vida,
tragedia de la finitud
en círculo encerrada.
Las vírgenes engalanadas
en terciopelo, seda y oro,
enclaustradas en iglesias
aguardan la primavera
para ser celebradas
por el pueblo agradecido
que cargando
sobre afligidos hombros
a la diosa madre
comparte su pena,
su dolor,
y su catarsis
que engendra la salvación.
A.M.B.
Noviembre de 2015
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